miércoles, 8 de noviembre de 2023

El problema con los youtubers de música

Una de las cosas sobre las que he sido más crítico y de las que más he conversado con un amigo que comparte las mismas críticas al respecto son los youtubers de música, y no me refiero precisamente a los youtubers músicos que suelen subir sus videos tocando o sus grabaciones profesionales, sino a los que hablan de música, que aunque algunos se han atrevido a afirmar de manera atrevida que son los sucesores "mejorados" de los viejos blogs sobre música, ya que al no requerir de la concentración necesaria para la lectura, son más "dinámicos" y nos permiten hacer otras cosas mientras oímos los comentarios de alguien, y debo decir que esto ya es alarmante, porque forma parte de una cada vez más notoria anti-intelectualidad social en la que la gente ya ni siquiera se esfuerza por hacer una lectura tan fácil como lo es un artículo, una reseña o una crítica sobre música, lo que me dice que a pesar de las acusaciones de los tecnócratas hacia sus críticos de "anti-intelectualismo" y "neoludismo", los que precisamente se han dedicado a hacer crecer este tipo de anti-intelectualidad (la renuencia a hacer algún tipo de trabajo intelectual como pensar filosófica y críticamente) son los mismos expertos, que en su empirismo y pericia se han dedicado a enaltecer el trabajo de resolver problemas, pero han hecho todo lo posible para evitar que la gente pueda ponerse a pensar, y precisamente en esta tendencia tecnocrática y populista anti-pensamiento, la crítica y la razón han quedado hechos a un lado o despojados y esta es una de las tantas razones por las que me dedicaré a criticar a los youtubers dedicados a hablar de música.

YouTube ha sido una red social en la que he estado muy activo en los últimos años, particularmente porque me gusta ver videos sobre instrumentos musicales, además de que me gusta ver videos de divulgación filosófica y sobre historia, así como también suelo usar la plataforma para escuchar música de vez en cuando, especialmente cuando tengo fallas con la computadora o con mi disco duro externo, por lo que puedo decir que YouTube es una herramienta muy útil en ciertas cosas, pero en otras en una navaja de doble filo, porque también ha servido como medio de difusión de mucha porquería, y no solo me refiero a lo más obvio, como las ridículas teorías de conspiración difundidas por derechistas impotentes y paranoicos, la asquerosa propaganda política de movimientos de derecha o al contenido más decadente y degenerado de la red, sino a que también ha servido para difundir una manera completamente anti-intelectual de interpretar las cosas y en este caso, una de las cosas directamente más dañadas por esta anti-intelectualidad es la música, porque en general, los vlogs musicales de YouTube se han creado NO con un propósito de divulgación crítica, sino como una forma de mantener un analfabetismo funcional en el espectador, pues si hay algo que comparten canales como el de Jaime Altozano, Shauntrack, Alvinsch, La Cata Musical, Sindelay, entre otros, es que todos estos canales carecen de un enfoque crítico que efectivamente analice a la música por su calidad y su aporte artístico, y lo que entra aquí es un enfoque tecnicista apantallabobos en el que estos youtubers impresionan a los espectadores por sus conocimientos y pericia, o por emitir alguna opinión personal a lo mucho, y aquí es precisamente donde veo el origen tanto del anti-intelectualismo como de la anti-intelectualidad en la experticia, porque si bien, no estoy desacreditando al conocimiento de estos personajes, si lo estoy haciendo con el hecho de que perversamente fetichicen a su propio conocimiento pero no dejen espacio para la crítica y el pensamiento, es decir, para el ejercicio intelectual pleno que requiere el simple hecho de escuchar y analizar música.

Cuando Slavoj Žižek describe a la biopolítica pospolítica y su propensión a mobilizar a las masas por medio del miedo a un potencial intruso corrupto, es exactamente lo que pasa con estos youtubers, pues para estos personajes, las discusiones musicales son una totalidad orgánica donde no existe el desacuerdo hasta que entra la crítica o el intelecto de manera intrusiva a crear un antagonismo que busca ofendernos o molestarnos, por lo que no es de sorprenderse que estos expertos del YouTube en verdad suenen como genuinos fascistas musicales que además de todo, son manipuladores y ejercen una coerción estética en sus espectadores, es decir, cuando ellos hacen sus pseudo-análisis de la música y uno no puede notar lo que ellos notaron, lo hacen sentir culpable o ignorante por no hacerlo.

Otra cosa de la que debemos hablar con respecto a estos Youtubers es precisamente de su relativismo estético disfrazado de "pluralidad" y de su pésima recomendación: escuchar la música "sin prejuicios" y "dejarse llevar" por esta, ¿A qué se refieren estos farsantes con eso? La pretendida objetividad de esta recomendación es evidentemente falsa, porque precisamente lo que menos debe hacerse a la hora de escuchar música o estar frente a una obra de arte es mantenerse en una impostura de un espectador impotentemente neutral que no se atreve a emitir ningún juicio, esto es evidentemente -en todo su sentido psicoanalítico- una perversión, porque eso quiere decir que uno no se toma en serio a la música, pues como bien dice el escritor gringo Fredrik DeBoer en su blog: Pero, por supuesto, no estar dispuesto a someter a un género musical a una evaluación crítica real e implacable es lo opuesto a tenerle respeto a la música, a tomársela en serio, y eso es precisamente lo que significa escuchar la música "sin prejuicios", el "prejuicio" aquí no es algún tipo de idea negativa preconcebida sobre la música en cuestión, sino el hecho de someter a la música a una evaluación crítica genuina y en todo caso, si realmente hubiese prejuicio a la hora de escuchar la música, uno al menos esperaría que la música nos haga tragarnos ese prejuicio por ser erróneo, pero no, estos divulgadores de la anti-intelectualidad solo buscan que la gente efectivamente no se tome en serio a la música y efectivamente se vuelvan consumidores pasivos carentes de juicio a los que les de igual tener puesta una vulgar tonada de merengue que A Day In The Life de los Beatles o la 9a de Beethoven, ya que la capacidad para escuchar la música también se pierde y lo único que queda es el consumo desenfrenado que se justifica con un discurso apelando al "pluralismo", la "democracia" y la "diversidad".

Una cosa más que omití el día de ayer: Hablemos de las mentadas "video reacciones", que lejos de servir como un punto para construir una crítica o un juicio, son una forma de eliminar nuestra convicción y de alimentar esta opinionitis heredada de la modernidad, además de ser una de las principales formas en la que se constituye una tiranía del gusto, ya que si un experto del YouTube se pone a reaccionar mientras ve un video y da su opinión, ésta inmediatamente es considerada como autoridad incuestionable y termina alimentando a las nuevas formas de fanatismo, que en su herencia asiática, los fandoms, las armys y los stans tienen una forma evidentemente fundamentalista de ver a sus ídolos, que de nuevo, forma parte del mismo patrón anti-intelectual que el fundamentalismo religioso y la cultura de la cancelación.

En los siguientes artículos seguiré abordando el tema, pero no tanto con respecto a los youtubers, sino a todo este fenómeno en la crítica musical llamado "poptimismo" y sus alarmantes consecuencias en la práctica.

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