sábado, 15 de octubre de 2022

El kitsch, el arte contemporáneo y la cultura popular frente a la subversión.

Muy buenas noches tengan todos ustedes, camaradas, este artículo originalmente iba a ser la introducción para la reseña de un disco que estoy preparando para el otro blog, pero la longitud me obligó publicarla por acá en forma de artículo independiente, por lo que espero que sea de su agrado y... ¡Hasta más vernos!
 
¿Qué es realmente el mentado kitsch? La típica concepción que perdura hasta nuestros días es que el kitsch se opone al arte por su superficialidad y banalidad, pero ¿Qué tal si es exactamente lo contrario? Esto lo explica Slavoj Zizek en esta cita:

"Habría que invertir la concepción habitual que opone la profundidad del genuino arte a la superficialidad del kitsch comercial. En realidad, el problema del kitsch es que es demasiado «profundo», manipula arcanas fuerzas libidinales e ideológicas, mientras que el auténtico arte sabe permanecer en la superficie y sustraerse de su contexto «más profundo» de realidad histórica"

Aquí es donde nos toca hacer un análisis exhaustivo al fenómeno, pues es en el capitalismo tardío en donde el kitsch ha impregnado prácticamente todo, desde la política hasta nuestros rituales cotidianos, ¿A qué me refiero con esto? El kitsch es cínico, desenfadado, bobalicón, banal, torpe, ingenuo y despreciable, y la ideología del capitalismo tardío es precisamente el cinismo. Cuando la ideología nos interpela, es cuando nos percibimos como seres plenos y autónomos que no podemos ser reducidos a meras "marionetas" de una ideología exterior y es en este desentendimiento con el orden socio-simbólico-ideológico que la interpelación tuvo éxito, cabría destacar que la ideología cínica de la posmodernidad tiene un componente sumamente "existencialista" y también, muy de corte "bukowskiano", porque precisamente nos interpela exitosamente cuando nosotros creemos que podemos escapar de ella cuando nos refugiamos en nuestro "yo interior", ¿Pero cómo se relaciona esto con el kitsch? Se preguntarán ustedes y la respuesta es relativamente sencilla, pues el kitsch nos agarra precisamente de "nuestro interior" a través de nuestros sentimientos y/o emociones, es por eso que a pesar de que Zizek escribió esto como defensa al arte contemporáneo, yo lo usaré en contra, y no solo para el de carácter "vanguardista", sino para la cultura popular también, pues es cada vez más común encontrar que la función del arte contemporáneo ya NO sea la de ponernos a pensar o a dialogar con la obra en cuestión, sino que hoy esté difuminando esa línea que separa al arte genuino del kitsch, y como ejemplo, usaré uno que pude presenciar hace una semana, cuando estuve en el Mercado donde mi familia tiene un pequeño negocio, presenciando un espectáculo de danza mandado por Bellas Artes, que a pesar de que se les agradece, lo que pude notar es que el concepto que maneja ese grupo de danza es exageradamente kitsch, pues mezclan elementos extremadamente populares con un mensaje "consciente", en este caso, de carácter ecologista y lo que me disgustó de esto último, es que su mensaje, lejos de hacer que la gente piense correctamente, más bien apeló a un ridículo y rancio discurso que apunta a un sujeto criminalmente responsable del cambio climático al hablar "concientizar" a la gente con hacer pequeñas acciones individuales como dejar de usar plástico o separar nuestra basura orgánica de la inorgánica, y esto es cada vez más común verlo en el arte contemporáneo, y sí, estoy completamente consciente de que aquí me la van a mentar, pero por ejemplo, todas estas exposiciones de fotografía o de "obras" bastante bobaliconas que muestran "nuestra realidad", NO cumplen con el requisito de hacernos pensar, pues precisamente cuando vemos fotografías de nuestra decadente realidad social como barrios marginados, cadáveres asquerosos o niños desnutridos con miasis, o cuando vemos obras que son simplemente botes de agua o algo por el estilo, lo que hacen NO es hacernos pensar en las condiciones materiales que le dieron paso a todo eso, sino que nos escandalizamos porque nos llegan directamente a nuestros sentimientos, como si se tratase de un adorno ridículo producido en serie en alguna fábrica anónima de China, lo mismo aplica para la música popular de nuestros días que se asume como "políticamente comprometida" por denunciar directamente lo que está mal con el mundo o sus respectivos países, este es uno de los motivos por los que no puedo soportar al rap, al reggaeton, a la música de protesta contemporánea, al punk contemporáneo, a los narcocorridos y al "rock" mexicano de corte folcloroide, porque sus "artistas" han demostrado una y otra vez que se encuentran dentro del kitsch más patético y sentimentalista que va muy de la mano con la ideología cínica del capitalismo tardío, y cuando veo que la "izquierda" defiende todo esto porque es "consciente", me hace dudar seriamente si esa "izquierda" en verdad está haciendo resistencia o solo es la puta del capitalismo, ¿A qué me refiero con esto? Pues a que su "resistencia" lejos de ser genuina o legítima desde un contexto político de izquierda, más bien muestra que la "izquierda" se ha derechizado y que su "resistencia" más bien es al pensamiento, lo mismo que el anti-intelectualismo tan propio de la derecha, por lo que este es uno de los principales motivos por los que decidí nombrar a la "izquierda" posmoderna, políticamente correcta, como la "izquierda miserable".

Otro punto que hay que tocar es como la música en verdad puede funcionar como un medio de subversión, y si hay algo que he podido notar con el paso del tiempo, es que la música verdaderamente «subversiva» nunca se autopercibe como tal, veamos por ejemplo, a grupos como los eslovenos Laibach o incluso a los alemanes Rammstein, que a pesar de que su música no me fascina, han logrado crear una sátira inteligente e ingeniosa hacia el estalinismo y el fascismo al tomarse completamente en serio toda la simbología de ambas ideologías hasta sacar su parte ridícula e involuntariamente cómica para efectivamente destruir su efectividad simbólica, pero no acabemos ahí, una de las cosas más curiosas que oí de unos asistentes de Avándaro es que la masa de jóvenes que estuvieron aquellos 9, 10, 11 y 12 de Septiembre de 1971 en el "Woodstock mexicano" lograron algo muy cercano a una "sobreidentificación" al fundirse en la masa, como si se tratase de un fascismo hippie momentáneo y esto, por supuesto, alarmó a las autoridades mexicanas de aquel entonces, que en sus tendencias fascistoides/totalitarias, buscaban que la gente estuviese fundida en el estado (algo muy budista, dicho sea de paso), a pesar de que fueron las mismas autoridades quienes financiaron a dicho festival con el fin de que los jóvenes terminaran idiotizados y enajenados a su contexto sociopolítico, pero finalmente el evento terminó siendo una subversión aún mayor que la de los movimientos estudiantiles del 68 y el 71, lo que finalmente hizo que las autoridades vetaran tácitamente al rock en los siguientes años, pero aquí no se acaba la cosa, pues a veces cuando me pongo a observar como funciona a nivel social el subgénero del rock conocido como "arena rock", "rock orientado a los adultos" o "aor", veo que a pesar de que por muchos años se le ha vilipendiado por ser considerado "inauténtico", "comercial", "kitsch" o "música de las corporaciones", más bien es la música que constantemente se ha sobreidentificado con el kitsch, pues en sus mensajes abiertamente banales, en sus composiciones "hímnicas" y en cómo las masas se reúnen en los estadios o arenas a corear las canciones que tienen un fuerte componente de "himno", a sus críticos les aparece directamente como si se tratase de todo un asqueroso espectáculo totalitario para idiotizar a las masas, pero lo que -inconscientemente- sucede es que la música de grupos como REO Speedwagon, Journey, Foreigner, Styx, Queen, Survivor y demás, constantemente han estado sobreidentificándose con el kitsch y curiosamente, han sido los únicos que han podido mantener de manera intacta el potencial subversivo del rock, más que toda reivindicación patética y anticuada del rock como "cultura juvenil", pues como diría el (reaccionario) Frank Zappa en uno de sus momentos de lucidez, la juventud es mucho más reaccionaria y cerrada con el arte que la gente vieja, y este es uno de los motivos principales por los que la vieja e idiosincrática frase de Pete Townshend "prefiero morir jóven antes que envejecer" no ha envejecido bien, sino que hoy más que nunca suena anticuada y reaccionaria, pues hoy lo verdaderamente subversivo sería afirmar "prefiero envejecer prematuramente antes que ser un joven idiota", pues son precisamente los viejos los que han sabido preservar ese espíritu subversivo y contestatario del rock, mientras que los jóvenes han hecho todo por domesticar al rock de acuerdo a las exigencias del capitalismo tardío.

Otra cosa que quería comentar es sobre la oposición del verdadero arte y el kitsch, y en el rock esto se manifiesta de la siguiente manera: Un ejemplo que quiero dar es en el rock mexicano al oponer a un grupo como los Dug Dug's o el Ritual con la mayor parte del rock mexicano que se ha producido desde los 80's hasta la fecha, pero para simplificarlo de manera correcta, lo haré con el movimiento rupestre. Pues mientras que el movimiento rupestre se ha quedado estancado en su contexto histórico ochentero y ha reivindicado al kitsch mexicano -o "naquismo"- con ese humor posmoderno asquerosamente cínico, grupos como los Dug Dug's han logrado crear un material que ha sabido mantenerse en la superficie y que ha logrado sustraerse de cualquier contexto histórico particular, y ese es el motivo por el que es cada vez más común ver a millennials tanto mexicanos como extranjeros, admirar el diverso y colorido trabajo de Armando Nava y sus Dug Dug's, esto mismo pasa con la psicodelia sesentera y la constante fijación de las disqueras independientes por re-editar rarezas del subgénero, pues a pesar de su rareza y de que el reconocimiento les haya llegado muchos años después de sus respectivos lanzamientos, es la música la que ha logrado trascender a su contexto histórico particular debido a que los artistas -generalmente sin darse cuenta de ello- lograron mantenerse en la superficie y eso es lo que les da un mérito artístico IMPORTANTÍSIMO.