martes, 14 de noviembre de 2023

El poptimismo, la melomanía y la teocracia del gusto

En el artículo anterior hablé sobre cómo los Youtubers dedicados a hablar de música se han dedicado a divulgar una forma acrítica y anti-intelectual de entender a la música, y todo eso no es exclusivo del YouTube, sino que forma parte de un fenómeno mucho más grande y sistémico, que involucra, para empezar, a un analfabetismo funcional en el que la comprensión musical es prácticamente inexistente y el espectador queda reducido a ser un consumidor pasivo, y hoy me dedicaré a ahondar más a fondo en este fenómeno al que en la crítica musical se le conoce como "poptimismo" o "popismo", así como también en el concepto de "teocracia del gusto" y en lo que se suele conocer en los países hispanohablantes como "melomanía", ya que son tres cosas interconectadas y que funcionan al mismo tiempo, al punto de que generalmente sus líneas divisorias se hacen indistinguibles.

Alguna vez se le preguntó al poeta alemán Heinrich Heine sobre el porqué el hombre moderno no puede construir una catedral gótica y él respondió: "La gente de aquellos tiempos solía tener convicciones, nosotros los modernos sólo tenemos opiniones. Y se necesita más que una simple opinión para construir una catedral gótica" y eso es precisamente lo que sucede en nuestros tiempos, la opinión se ha elevado a un nivel incuestionable y no porque sean tomadas como verdad, sino como un valor "democrático" que no debe ser cuestionado o criticado, ya que (supuestamente) sería nuestro camino al totalitarismo, pero ¿Es verdad? La respuesta es un rotundo NO, de hecho, esta neutralidad es el verdadero camino al totalitarismo, ya que a pesar de que se presenta como una universalidad que busca juntar todos los puntos de vista posibles y que por lo tanto -en teoría- nos daría una democracia efectiva, en realidad es un callejón sin salida, pues a pesar de que nos hace percibir que al tener una supuesta "libertad de opinión", de decir abiertamente qué nos gusta y qué no, en realidad es una limitación a que efectivamente podamos ejercer tanto el análisis como el pensamiento crítico a la hora de escuchar música, es decir, esta "democracia" o "libertad de opinión" es muy similar a lo que sucede en el panorama político actual, que en gobiernos cada vez más tecnocratizados, y por lo tanto, más tiránicos y totalitarios, se nos hace percibir a nuestra falta de libertad como si fuese libertad de facto, es decir, se nos dice que estamos ejerciendo nuestra libertad al poder elegir entre un pastel de chocolate y uno de fresas con crema, pero lo que oculta esta falta de libertad es el hecho de que las administraciones asépticas de los tecnócratas limitan nuestra libertad efectiva a la hora de eliminar toda posibilidad de involucrarnos en la política y de pensar crítica y filosóficamente en el panorama político actual por medio de su fetichismo del conocimiento, y es por eso que la opinionitis no es realmente una pluralidad o una democracia, sino una tecnocratización de nuestra percepción sobre la música y por lo tanto, una forma de anti-intelectualización también.

La nueva corriente de crítica musical que empezó en los 2000's, que fue bautizada como "poptimismo" por el crítico musical inglés Simon Reynolds, supuestamente nació como una necesidad de romper con la vieja crítica musical que supuestamente ponía en el mayor valor posible al rock frente a otros géneros de la música popular como el pop, la música disco y el rap y buscaba la integridad artística en los grupos de rock, así como también supuestamente se oponía abiertamente a la sobreproducción, al video musical coreografiado y demás, a esta crítica se le bautizó como "rockismo", no obstante, algo que habría que afirmar es que el "rockismo" nunca existió, el poptimismo se valió de un revisionismo histórico defectuoso para fundamentarse, y a pesar de que en teoría puede no sonar equivocado (el pop también puede llegar a ser arte en ciertos momentos), no deja de tener una raigambre profundamente reaccionaria y hasta comparable con el negacionismo histórico de la extrema derecha, ya que la crítica "rockista" desde su origen en los 60's, no solo se dedicó a reseñar y criticar al rock, sino que se dedicó a reseñar al pop más comercial de su época y hasta a darle calificaciones bastante altas, de hecho, la gente que solía escribir para revistas como Rolling Stone, Spin o Creem en sus años dorados, podía ser muy severa con muchos grupos de rock, como por ejemplo, con Grand Funk Railroad, que hasta la fecha, sigue siendo uno de los grupos preferidos de los críticos para odiarlos y aventarles todo el peso de la crítica, y al mismo tiempo podían ser completamente aprobatorios con los Carpenters o con Elton John. Entonces, lo que valdría la pena cuestionarse es: ¿Cuál es el verdadero fin del poptimismo y por qué surgió? La respuesta puede ser más compleja de lo que pensamos, no obstante, intentaré condensarla para este artículo:

Antes de seguir quisiera aclarar que el poptimismo ya no es simplemente la tendencia hegemónica de la crítica musical actual, la cual se ha convertido en básicamente en clubs de porristas de un equipo deportivo, sino que ha pasado a convertirse en un conjunto de prácticas, ideas y creencias que no se reducen únicamente a la crítica musical, sino que ha pasado a convertirse en la interpretación y percepción general de la gente que escucha música, y aunque se le quiera reducir únicamente al mundo de la crítica musical, el simple hecho de que exista tan poca gente que realmente se esfuerce por leer como mínimo, la reseña de un disco, un concierto o una canción, o algo por el estilo, hace que el poptimismo se encontrara en un límite para realmente masificarse, por lo que la mejor forma de viralizarse se encontró tanto en el contenido audiovisual como los videos de YouTube, que además de reseñas, también solemos encontrar las infames "video-reacciones" y por supuesto, tampoco debemos descartar de la ecuación a los memes, porque precisamente su viralización siempre es extremadamente rápida y un ejemplo de ello es cuando hace algunos años se puso de moda un meme que decía algo así como "Cuando te haces el bien metalerote pero en las pedas pones las de José José" o la famosa burla al "true" viejo o chavorruco que suele decir "¿Y tú qué vas a saber de rock, chamaco pendejo?", y aunque no voy a negar que hasta yo fui víctima de semejante imbecilidad, esta fue la manera más eficaz de masificar al poptimismo como manera estándar de interpretar y percibir a la música, porque a pesar de que empezó como un meme para burlarse de la gente, se convirtió en un hecho, eliminando así toda posibilidad de que en verdad existiese algún tipo de "gusto culposo".

Otra cosa a aclarar es que a pesar de que la cara del "rockismo" sea ese anciano maje "true" que suele afirmar "¿Y tú qué vas a saber de rock, chamaco pendejo?", el "true" jamás fue "rockista", que no nos confunda su vestimenta, su supuesto odio a los poseros y su repetición ridícula de "el rock es cultura" o algo por el estilo, el "true" saca el cobre poptimista cuando confiesa que le gustan los corridos tumbados o alguna barrabasada por el estilo, y esto se debe a que si bien son capaces de escupir mierda sobre lo "comercial", como por ejemplo, he conocido a una infinidad de metaleros que tienen un problema de negacionismo histórico con los Beatles por el simple hecho de que dicho grupo tenga en su repertorio numerosas canciones de pop y jamás se hayan metido de lleno al hard rock, pero siempre es patético verlos confesar que les gustan, ya sea grupos vulgares y desechables como AC/DC, Van Halen o Kiss o peor aún, que terminen confesando que les gusta la música agropecuaria o la balada romántica más kitsch -como la de José José, Juan Gabriel, Napoleón, los Temerarios, los Bukis, etc.- para ponerse a "pistear" ya sea con su familia o con sus "cuates", por lo que se puede decir de manera inequívoca que al "true" jamás le importó la integridad artística, ni tampoco la música como un arte, sino que al igual que el poptimista promedio, ve a la música como una forma de reafirmar algún tipo de supremacía, es decir, es un esnob genuino, ya que si apostamos por usar la definición de la palabra: "Persona que acepta e imita de manera exagerada comportamientos e ideas nuevos que considera distinguidos, elegantes o de moda", tanto el "true" como el poptimista son esnobs genuinos, con la única diferencia de que el "true" reniega de su poptimismo y busca que lo vean como un "conocedor" y el poptimista busca que lo vean como ética, política y moralmente superior por serlo.

El poptimismo es una creación de una industria musical putrefacta que terminó cediendo a la fascistización de los expertos que fungen como ejecutivos en las disqueras, los medios de comunicación, las empresas dedicadas a la venta de boletos y demás desde fines de los 70's, los cuales se han dedicado a decidir qué es lo que el público quiere escuchar, frenando así las posibilidades de que la música de corte más experimental e innovador saliera al mercado, tal y como el difunto Frank Zappa lo explica en esta entrevista ochentera, y el fin del poptimismo es precisamente justificar las decisiones de estos tecnócratas del entretenimiento bajo la idea de que si uno se atreve a exigir que la música que escuchamos cumpla con estándares como la calidad y la integridad artísticas frente a la cantidad y la comercialidad, enseguida será acusado de "elitista", "maniqueo", "centralista" y "rockista", y aunque esta acusación a los tecnócratas del entretenimiento pueda sonar conspiranoica, esta ha sido la regla al menos en los últimos 45 años, y la cosa no termina ahí, pues también habría que mencionar que el poptimismo nace de cómo el capitalismo se nos dirige como "sujetos de consumo" y nosotros gozosamente a asumimos dicha identidad, al punto de que nuestro consumo se convierte en la medida de nuestras virtudes morales, éticas y políticas, por lo que si no consumimos a las estrellas de pop del momento o de algún género musical otrora estigmatizado por su falta de calidad, probablemente seamos considerados como personas malvadas y profundamente reaccionarias, por lo que no debería sorprendernos el estado de la modelo gringa Emily Ratajkowski, donde se culpa de misoginia internalizada por no haberle gustado la música de Taylor Swift.

El poptimismo es una mezcla de la ideología cínica del capitalismo posmoderno y las "buenas intenciones" tecnocráticas, y es por eso que si uno en verdad quiere ir más allá del poptimismo, forzosamente tendrá que tomar una posición jacobina al respecto, pues precisamente aquí las "buenas intenciones" resultan ser totalmente despreciables, así como también lo es el cinismo, y es que a pesar de las acusaciones que el poptimista ha lanzado hacia su enemigo imaginario el "rockismo", en las que no es bajado de haber caricaturizado al rock y de haber reducido a dicha música a un mero fetichismo de las mercancías, la cosa es que por el contrario, la vieja crítica musical de ninguna manera hizo nada de eso, sino que su búsqueda y logro fue precisamente que la música popular fuese considerada como un arte genuino, digno de ser estudiado de manera académica, mientras que el verdadero logro del poptimismo es precisamente el de haber creado un nuevo fetichismo de las mercancías en el que tomar en serio a la música popular está prohibido y por lo tanto, toda defensa a los valores artísticos, a la integridad artística y al pensamiento crítico, será acusada de "maniqueísmo", "centralismo" y "elitismo", y es aquí donde entra el cinismo que es defendido por el poptimismo como una autoconciencia del juego que nosotros como espectadores "realmente jugamos" y ese es el de consumidores pasivos carentes de pensamiento crítico, lo que -por supuesto- nos debería alertar, pues precisamente es aquí donde encontramos una ética totalmente basada en el consumo personal, es decir, la forma en la que el capitalismo más puro y bárbaro nos interpela como "sujetos de consumo" y así, nosotros terminamos jugando el perverso juego de la distancia irónica en la que nosotros no nos involucramos directamente en el juego que jugamos, pero participamos plenamente en él, algo así como lo que sucede con las religiones orientales y sus justificaciones más grotescas y aberrantes a limpiezas étnicas o brutales masacres o guerras, pero con la diferencia de que en lugar de justificar algo así, termina justificando una forma de teocratización del gusto, que además de todo, por su perversión (lo digo en el sentido más lacaniano posible, es decir, como versión del padre, pere-versión), es mucho más represiva que una prohibición simbólica, porque el poptimismo no se atreve a prohibir abiertamente a que escuchemos cierto tipo de música, sino que la prohibición es implícita, es decir, el poptimismo en su masticado "pluralismo" siempre buscará la forma de estigmatizar tanto al rock como a otra música defendida por los supuestos "rockistas", generalmente con argumentos de que si es música para "marihuanos" o "drogadictos", que si es "machista", "sexista", "imperialista", "misógina", "homofóbica", "violenta" y demás, hasta volverla tabú, mientras que al mismo tiempo, el pop representa a esa falta de castración, es decir, el pop nos permite acceder a nuestras peores obscenidades y fantasías, tal y como sucedió con el famoso "Gangnam Style" en la década pasada, que nos permitió acceder a una especie de proto-música militarizada que gozosamente los millennials bailaron en gigantescas coreografías, aunque tampoco habría que olvidar que un precursor de esta perversión es precisamente Michael Jackson con Thriller de 1982, que aún se baila en gigantescas coreografías y que lo que esconden estas, es precisamente una forma de violencia ritualizada y tampoco habríamos que olvidar al famoso Harlem Shake del 2013, que se convirtió en una especie de reto viral en donde se armaba una coreografía en la que todos terminaban bailando y para finalizar los ejemplos, ahí está la estúpida afición de los centennials de filmarse con sus teléfonos bailando un fragmento de canción de 20 segundos para Instagram y TikTok, todo esto son ejemplos de la perversión inherente al poptimismo, la cual ha logrado hacer ver al rock como un género "cerrado" en el que existe un público "cerrado de mente", el cual, no se atreve a seguir el mandato posmoderno de "experimentar" o de "abrir la mente", es decir, de atreverse a abrirse a la perversión tecnocrática del poptimismo, y es así como el rock termina adquiriendo una identidad histérica, es decir, se ha convertido en una especie de resistencia en la que uno es capaz de insertar sus dudas críticas sobre la calidad musical del pop, el reggaeton, el rap, la música agropecuaria, la (nueva) música tropical, etc. Y sobre las cuestionables prácticas de la industria musical, mientras que el poptimismo nos invita a gozar obscenamente de una proto-música estupidizante, de identificarnos directamente como "consumistas" y de dar rienda suelta a nuestras fantasías más retorcidas, incluyendo identificarnos con la más obscena y grotesca violencia ritualizada, pero por si esto no fuera suficiente, el poptimismo también se ha encargado de psicologizar a nuestra percepción musical, combinando esta psicologización, la cual irremediablemente termina patologizando al gusto del público rockero como si se tratase de algún trastorno mental junto con la miserable y autodestructiva herencia del maoismo de autodenunciarse, como bien lo señaló el crítico británico Simon Reynolds al criticar al crítico canadiense Carl Wilson y su defensa a Celine Dion: "es como una sesión autocrítica maoísta en la que los miembros del partido y los burócratas de bajo nivel se denunciarse a sí mismos y a otros por sus tendencias cripto-burguesas", por lo que afirmó que se trata de "una nueva forma de inquietante auto-cancelación", por lo que el poptimismo representa a las dos caras de la misma moneda de la perversión posmoderna: por un lado tenemos el híper-moralismo de la corrección política, las políticas de la identidad y la cultura de la cancelación combinado con el cinismo, la obscenidad y la vulgaridad del populismo de derecha, todo esto -por supuesto- como consecuencia de la excesiva tecnocratización de la industria musical. 

Y por lo tanto, aquí la música pasa de ser un arte a convertirse en una mercancía fetichizada que adquiere su riqueza en reticencias metafísicas y hasta teológicas precisamente en el hecho de que el poptimismo nos hace verla como símbolo de estatus social y de supremacismo ético, moral y político, es decir, el poptimista ha regresado a una forma distorsionada del viejo elitismo cultural de la modernidad que no se cansaba de considerar a la música popular como basura por el simple hecho de no atenerse al dogma del progreso y por lo tanto, solía ser considerada como "entretenimiento" o "música blanda", y precisamente el poptimismo lo que ha buscado en la práctica es que la música popular vuelva a ser considerada como "entretenimiento", pero no solo eso, sino que además de todo, como símbolo de un supremacismo moral burgués que al mismo tiempo, está plenamente incluido en la corrección política y la cultura de la cancelación, por lo que las tendencias totalitarias de estas se hacen patentes en la teocratización del gusto, pues a pesar de que el discurso poptimista suela promover valores como el "pluralismo", la "democracia" y la "diversidad", la práctica poptimista es exactamente lo contrario, pues es una práctica monista con evidentes tendencias tiránicas que ve al gusto como una totalidad orgánica, libre de antagonismos y diferencias, que solo puede ser perturbada por una intrusión corrupta externa, es decir, el poptimismo tiene una inherente tendencia criptofascista que es extraída de la política para llevarla al ámbito musical con el fin de homogeneizar al gusto general.

El poptimismo ha creado una teocracia del gusto y una versión musical de la biopolítica pospolítica en la que es imposible la solidaridad entre gustos porque finalmente, la industria musical tiene una incómoda verdad que siempre buscó ocultar y esa es que hacia mediados de los 2000's resurgió la popularidad del rock gracias al internet y los aún nacientes servicios de streaming, y eso implicaba que lo "viejo" pudiera volver a ganar terreno y lo "nuevo" -es decir, la creación perfecta del tecnócrata corporativo- terminara en el basurero de la historia de una manera tan estúpida, por lo que esta es una de las verdaderas razones por las que la industria musical llevó a cabo todo ese combate a la "piratería" desde la demanda de Metallica a Napster hasta la caída de Megaupload con el fin de que los productos industriales ideados por los expertos no sufrieran de un colapso tan ridículo gracias al redescubrimiento del rock viejo por parte de los cibernautas, que además de todo, este redescubrimiento ya llevaba de manera implícita, una forma de comunismo.

Ahora, una de las formas en las que el poptimismo y su teocratización del gusto ha quedado justificada es precisamente con la mentada "melomanía", de la que no hablaré tanto porque generalmente sería redundar mucho de lo que ya dije, pero sí diré que su bienintencionada "neutralidad" es precisamente de la que está construído el infierno, su estúpida tendencia de rechazar a la crítica como "prejuicio" y de siempre buscar la "neutralidad" ("no quiero que me encasillen, que me reduzcan a algo particular") es lo que hace de la "melomanía" algo tan despreciable y también de algunos críticos del poptimismo, que lejos de hacer una crítica sensata a dicho fenómeno, el hecho de que quieran ser "neutrales" y critiquen tanto al poptimismo como al inexistente "rockismo", automáticamente los convierte en cuestionables, porque precisamente el verdadero antagonismo que existe para el poptimismo y la "melomanía" es precisamente una crítica musical que abraza abiertamente a la convicción y la seriedad, es decir, que se atreve a decir su nombre y que por lo tanto, es capaz de someter a la música a una evaluación crítica implacable, porque finalmente, lo que realmente significa "tomarse en serio a la música" es eso, tomar partido y no jugar al perverso juego de la "neutralidad", sino atreverse a criticar no solo a la música, sino a la industria musical en general, aunque eso implique que el poptimista idiota nos acuse de "rockistas", "elitistas", "maniqueístas" y demás bonitos términos.

Como actualización del 15 de Noviembre del 2023, olvidé hablar de algo muy importante, y es que algo que también ha logrado poptimismo es que a la gente ya no le importe en lo más mínimo el género musical y por lo tanto, haya retrocedido milenios al categorizar y escuchar la música de acuerdo al estado de ánimo o a las actividades, lo que me deja en claro que particularmente para la generación más jóven que es la "contemplativa" -mal llamada "centennial", "zoomer" o "generación z"- (nacida entre el 2006 y el 2029), la música ha dejado de ser percibida como un arte genuino y otra vez hemos regresado a la época de las primeras civilizaciones, donde la música tenía un fin utilitario y funcional, es decir, la música se dividía en: música para funerales, para rituales, para bailar, etc. Ahora la categorización es similar, con la única diferencia de que, este retorno a la antigüedad tiene un estúpido énfasis en los sentimientos y los estados de ánimo, y aunque exista gente ignorante que ve con buenos ojos a este cambio y hasta lo justifica afirmando que "todo cambio es bueno", lo que me alerta es que precisamente uno de los mayores logros de la europa medieval y moderna respecto a la música que fue precisamente trascender al utilitarismo y funcionalismo ha desaparecido gracias a que la estética se ha relativizado a tal punto que incluso el género musical está luchando por no desaparecer, por lo que todo intento genuino por intentar innovar o experimentar ya no tendrá ningún sentido, así como tampoco tendrá sentido hacer obras que apuesten por la belleza, sino que la música será únicamente funcional o utilitaria de acuerdo al estúpido subjetivismo de la generación más reciente y las que siguen.

Otra cosa que habría que mencionar para terminar este artículo es como la calidad de la música ha pasado a no tener ninguna importancia, y esto es notorio cuando a algún mentecato se le ocurre grabar un cover de reggaeton, banda sinaloense, ranchera, norteño, balada romántica o trap en rock y la gente es capaz de aplaudir a semejante imbecilidad, incluso llegando a atreverse a comentar cosas tan patéticas como que si las canciones de Peso Pluma estuviesen escritas en inglés y compuestas como rock, la gente le aplaudiría y lo admiraría como lo hace con los Beatles, cosa que por supuesto, es un atrevimiento y una falta de respeto al legado de los Beatles o de cualquier artista o banda que de verdad se esforzó por hacer música con un sentido artístico, porque un macuarro como Peso Pluma, con todo y su asquerosa voz nasal y sus letras de mierda, solo pertenece al basurero de la historia, y lo mismo aplica para otros ídolos de la generación contemplativa como Bad Bunny, Karol G, Maluma, Ozuna, Dua Lipa, Taylor Swift, etc.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

El problema con los youtubers de música

Una de las cosas sobre las que he sido más crítico y de las que más he conversado con un amigo que comparte las mismas críticas al respecto son los youtubers de música, y no me refiero precisamente a los youtubers músicos que suelen subir sus videos tocando o sus grabaciones profesionales, sino a los que hablan de música, que aunque algunos se han atrevido a afirmar de manera atrevida que son los sucesores "mejorados" de los viejos blogs sobre música, ya que al no requerir de la concentración necesaria para la lectura, son más "dinámicos" y nos permiten hacer otras cosas mientras oímos los comentarios de alguien, y debo decir que esto ya es alarmante, porque forma parte de una cada vez más notoria anti-intelectualidad social en la que la gente ya ni siquiera se esfuerza por hacer una lectura tan fácil como lo es un artículo, una reseña o una crítica sobre música, lo que me dice que a pesar de las acusaciones de los tecnócratas hacia sus críticos de "anti-intelectualismo" y "neoludismo", los que precisamente se han dedicado a hacer crecer este tipo de anti-intelectualidad (la renuencia a hacer algún tipo de trabajo intelectual como pensar filosófica y críticamente) son los mismos expertos, que en su empirismo y pericia se han dedicado a enaltecer el trabajo de resolver problemas, pero han hecho todo lo posible para evitar que la gente pueda ponerse a pensar, y precisamente en esta tendencia tecnocrática y populista anti-pensamiento, la crítica y la razón han quedado hechos a un lado o despojados y esta es una de las tantas razones por las que me dedicaré a criticar a los youtubers dedicados a hablar de música.

YouTube ha sido una red social en la que he estado muy activo en los últimos años, particularmente porque me gusta ver videos sobre instrumentos musicales, además de que me gusta ver videos de divulgación filosófica y sobre historia, así como también suelo usar la plataforma para escuchar música de vez en cuando, especialmente cuando tengo fallas con la computadora o con mi disco duro externo, por lo que puedo decir que YouTube es una herramienta muy útil en ciertas cosas, pero en otras en una navaja de doble filo, porque también ha servido como medio de difusión de mucha porquería, y no solo me refiero a lo más obvio, como las ridículas teorías de conspiración difundidas por derechistas impotentes y paranoicos, la asquerosa propaganda política de movimientos de derecha o al contenido más decadente y degenerado de la red, sino a que también ha servido para difundir una manera completamente anti-intelectual de interpretar las cosas y en este caso, una de las cosas directamente más dañadas por esta anti-intelectualidad es la música, porque en general, los vlogs musicales de YouTube se han creado NO con un propósito de divulgación crítica, sino como una forma de mantener un analfabetismo funcional en el espectador, pues si hay algo que comparten canales como el de Jaime Altozano, Shauntrack, Alvinsch, La Cata Musical, Sindelay, entre otros, es que todos estos canales carecen de un enfoque crítico que efectivamente analice a la música por su calidad y su aporte artístico, y lo que entra aquí es un enfoque tecnicista apantallabobos en el que estos youtubers impresionan a los espectadores por sus conocimientos y pericia, o por emitir alguna opinión personal a lo mucho, y aquí es precisamente donde veo el origen tanto del anti-intelectualismo como de la anti-intelectualidad en la experticia, porque si bien, no estoy desacreditando al conocimiento de estos personajes, si lo estoy haciendo con el hecho de que perversamente fetichicen a su propio conocimiento pero no dejen espacio para la crítica y el pensamiento, es decir, para el ejercicio intelectual pleno que requiere el simple hecho de escuchar y analizar música.

Cuando Slavoj Žižek describe a la biopolítica pospolítica y su propensión a mobilizar a las masas por medio del miedo a un potencial intruso corrupto, es exactamente lo que pasa con estos youtubers, pues para estos personajes, las discusiones musicales son una totalidad orgánica donde no existe el desacuerdo hasta que entra la crítica o el intelecto de manera intrusiva a crear un antagonismo que busca ofendernos o molestarnos, por lo que no es de sorprenderse que estos expertos del YouTube en verdad suenen como genuinos fascistas musicales que además de todo, son manipuladores y ejercen una coerción estética en sus espectadores, es decir, cuando ellos hacen sus pseudo-análisis de la música y uno no puede notar lo que ellos notaron, lo hacen sentir culpable o ignorante por no hacerlo.

Otra cosa de la que debemos hablar con respecto a estos Youtubers es precisamente de su relativismo estético disfrazado de "pluralidad" y de su pésima recomendación: escuchar la música "sin prejuicios" y "dejarse llevar" por esta, ¿A qué se refieren estos farsantes con eso? La pretendida objetividad de esta recomendación es evidentemente falsa, porque precisamente lo que menos debe hacerse a la hora de escuchar música o estar frente a una obra de arte es mantenerse en una impostura de un espectador impotentemente neutral que no se atreve a emitir ningún juicio, esto es evidentemente -en todo su sentido psicoanalítico- una perversión, porque eso quiere decir que uno no se toma en serio a la música, pues como bien dice el escritor gringo Fredrik DeBoer en su blog: Pero, por supuesto, no estar dispuesto a someter a un género musical a una evaluación crítica real e implacable es lo opuesto a tenerle respeto a la música, a tomársela en serio, y eso es precisamente lo que significa escuchar la música "sin prejuicios", el "prejuicio" aquí no es algún tipo de idea negativa preconcebida sobre la música en cuestión, sino el hecho de someter a la música a una evaluación crítica genuina y en todo caso, si realmente hubiese prejuicio a la hora de escuchar la música, uno al menos esperaría que la música nos haga tragarnos ese prejuicio por ser erróneo, pero no, estos divulgadores de la anti-intelectualidad solo buscan que la gente efectivamente no se tome en serio a la música y efectivamente se vuelvan consumidores pasivos carentes de juicio a los que les de igual tener puesta una vulgar tonada de merengue que A Day In The Life de los Beatles o la 9a de Beethoven, ya que la capacidad para escuchar la música también se pierde y lo único que queda es el consumo desenfrenado que se justifica con un discurso apelando al "pluralismo", la "democracia" y la "diversidad".

Una cosa más que omití el día de ayer: Hablemos de las mentadas "video reacciones", que lejos de servir como un punto para construir una crítica o un juicio, son una forma de eliminar nuestra convicción y de alimentar esta opinionitis heredada de la modernidad, además de ser una de las principales formas en la que se constituye una tiranía del gusto, ya que si un experto del YouTube se pone a reaccionar mientras ve un video y da su opinión, ésta inmediatamente es considerada como autoridad incuestionable y termina alimentando a las nuevas formas de fanatismo, que en su herencia asiática, los fandoms, las armys y los stans tienen una forma evidentemente fundamentalista de ver a sus ídolos, que de nuevo, forma parte del mismo patrón anti-intelectual que el fundamentalismo religioso y la cultura de la cancelación.

En los siguientes artículos seguiré abordando el tema, pero no tanto con respecto a los youtubers, sino a todo este fenómeno en la crítica musical llamado "poptimismo" y sus alarmantes consecuencias en la práctica.

lunes, 7 de agosto de 2023

Música, Proto-Música y Anti-Música

 El siguiente post no será precisamente de crítica o algo por el estilo, sino uno descriptivo de acuerdo a tres nociones que he desarrollado para desarrollar después una crítica al respecto, aquí van:

1. Música
La música es el arte que busca expresar o comunicar una idea por medio de la sonoridad y que respeta los 6 principios de ritmo, armonía, melodía, textura, técnica y silencio, expresándose así en la forma de la composición.

2. Proto-Música
La proto-música es aquello que tiene el potencial de ser música pero no llega a serlo, debido a que generalmente no suele respetar los 6 principios de la música, a lo mucho suele solo respetar 2 o 3, igualmente, la proto-música al carecer de un contenido melódico y armónico fuerte, generalmente termina optando por lo que se conoce como "tonada", que no es realmente una melodía en sí, sino que es simplemente algo directamente pegajoso y cantable, generalmente muy orientado ya sea al texto o al efecticismo, es aquí donde podemos incluir a la mayor parte de la música autóctona mexicana, al reggaeton, al rap y a la mayor parte de la música infantil, así como a las porras o a las consignas de las marchas y en otros casos muy distintos, el free jazz, el bebop y el jazz fusión terminan siendo proto-música por su exageración de la melodía hasta convertirse en improvisaciones interminables y aburridas que generalmente no van a ningún lado y terminan más bien convirtiéndose en pura técnica.

3. Anti-Música
Dígase todo sonido que no es musical por sí solo, pero que puede llegar a usarse en un contexto musical, esto incluye a todos los sonidos cotidianos, a los ruidos y a las estridencias que no tienen ningún valor musical por sí mismas.


viernes, 14 de julio de 2023

Y a todo esto, ¿Qué carajos significa "sobrevalorado"?

 El artículo de hoy será un tanto inusual y será el comienzo de una nueva sección en el blog a la que he decidido llamar "diccionario guajolotón", que no sé si tendrá éxito o la única publicación al respecto será esta, pero como sea, quiero aclarar unas dudas al respecto de esta palabra y criticar los malos usos que se le dan, así que sin más, comencemos.

¿Quién no ha llegado a oír o leer la palabrita "sobrevalorado"? Pues dudo que exista gente que no la haya leído o escuchado alguna vez, especialmente en estas últimas décadas, cuando el internet se ha convertido en parte integral de nuestras vidas y lo que ha abierto el debate incluso entre gente completamente iletrada que se cree importante para opinar, pero bueno, vayamos al grano: "Sobrevalorado" es una de las palabras a las que se les ha dado el peor uso posible, porque se le ha despojado por completo de su significado verdadero y más bien se ha convertido en una palabra para desacreditar históricamente a un artista o a una banda por medio de usarla como sinónimo de "popular", "mainstream" o "comercial", y probablemente el ejemplo más vistoso de su mal uso es el que se le ha dado con los Beatles, a los que es muy común verlos tildados de "sobrevalorados" en las redes sociales, y los argumentos que se usan al respecto siempre son los mismos: que si son populares, que si han vendido millones de discos, que si los escucha mucha gente, que si todo el mundo los conoce, etc. Sin embargo, esto NO es sinónimo de sobrevaloración, así como tampoco señalar sus innovaciones musicales que incluyen usar al estudio como instrumento musical (cosa que hicieron paralelamente con Brian Wilson de los Beach Boys), crear muchos de los subgéneros que hoy escuchamos por medio de la experimentación con géneros musicales que iban más allá del rock o el pop, lo mismo va para su influencia sociocultural y hasta política en la sociedad moderna, en cambio, algo que sí podría decirse que es "sobrevaloración" es algo como decir que eran los mejores en sus instrumentos, pero tal cosa nunca la he escuchado de nadie, de hecho, el empirismo está tan ideológicamente marcado en la sociedad moderna, que siempre es fácil demostrar cómo la percepción de la gente suele ser engañosa, pues de hecho, a los cuatro integrantes de los Beatles se les suele infravalorar como músicos, pues si bien, ninguno era un virtuoso en sus respectivos instrumentos, lo que hacía tan buenos a los Beatles como grupo era la combinación entre sus extraordinarias habilidades compositivas y su excelente ejecución que iba de acuerdo a las necesidades de la música y no metía de más, ni de menos.

Ahora, a todo esto, ¿Qué es lo "sobrevalorado"? Se refiere únicamente a un desbalance entre el valor atribuido por un grupo de personas a un artista/grupo y la calidad real de este, esto incluye al valor a su música y también al valor que se le puede dar históricamente a un artista, y generalmente podemos decir que el sobrevalor puede ser pan de cada día en el underground, ejemplos notorios hay de sobra, pero vamos a enfocarnos en algunos muy específicos, como el cantautor de punk y country G.G. Allin, que se convirtió es una figura de culto por sus shows grotescos y violentos que incluían sacarse sangre, coprofilia y demás, sin embargo, su valor real como artista era escaso, sus canciones generalmente eran muy pobres y la mayoría solían tener pésimos valores de producción, lo mismo aplicaría, por ejemplo, con grupos como Captain Beyond y Leaf Hound, que muy a pesar de la hipérbole que les hizo la generación X tanto de exagerar su valor histórico como si tuviesen una influencia tan importante como la de los Beatles o qué sé yo, como de su valor artístico, al punto de que haya gente que diga que sus respectivos debuts son los mejores discos del rock, y es que en realidad, son grupos bastante medianos y que si bien, no hay que negar que su influencia ha sido significativa en los grupos modernos de stoner rock y doom metal, tampoco hay que exagerar esta como si fuese una influencia muy universal, porque de eso está muy lejos, de ahí que solo sea "significativa", lo mismo aplica para la mayor parte del metal extremo, que es una música extremadamente sobrevalorada por sus seguidores, precisamente porque en un 95% carece de mérito artístico alguno, precisamente por la falta de una composición propiamente hecha y de una ejecución que lo único que busca es mostrar al mundo la técnica y la destreza, pero fuera de eso, no hay gran cosa que decir al respecto, es música de escaso a nulo valor artístico.

Pero no nos quedemos únicamente en el "underground", ya que el "mainstream" también está inundado por vacas sagradas y los ejemplos no solo sobran, están en abundancia constante, pero por mencionar a un grupo al que le queda perfectamente la etiqueta es a los ingleses Radiohead, a los que nunca falta que e les considere como "grandes innovadores" y que su música se codea en calidad con los grandes, no obstante, nada de eso es cierto y aquí habría propiamente que negar tanto la importancia histórica como el valor artístico que se les atribuye, pues para empezar, no fueron "innovadores" en lo absoluto, sino que más bien forman parte de este mercado de la nostalgia que ha destruído al rock en muchos aspectos, pues lo que realmente hicieron como grupo fue hacer la versión descafeinada de lo que ya habían hecho grupos alemanes como Can, Agitation Free, Ash Ra Tempel, Amon Düül II, NEU!, Faust, Kraftwerk o Xhol Caravan, que ahí sí, debemos respetar su lugar en la historia como grandes innovadores que llevaron a la psicodelia, al rock experimental y al progresivo a sus límites y pusieron las bases de subgéneros como el post-punk, el new wave, el synthpop y la mayor parte de la música electrónica que se escucha hoy, sin embargo, Radiohead no hizo nada más que agarrar lo ya hecho y presentarlo en una versión descafeinada para un público hipster, ¿Esto qué significa? Pues que musicalmente es un grupo mediocre que ha logrado vivir del revival y de la hipérbole publicitaria, otros ejemplos serían, por ejemplo, Metallica y Guns and Roses, que fueron grupos bastante malos y además de todo, genéricos durante toda su trayectoria, sin embargo, siempre habrá gente que los quiera poner en el olimpo, aunque musicalmente siempre estuviesen en el escalón más bajo, otro ejemplo de sobrevaloración sería la relativamente reciente reivindicación del nu metal y del metalcore por parte de los hipsters, el sector más nostálgico de la última parte de la generación X y los primeros millennials, los progres y demás, pues si algo hay que mencionar, es que el nu metal y el metalcore habían sido subgéneros ampliamente ridiculizados y desprestigiados durante mucho tiempo, debido a que por ejemplo, muchos metaleros los consideraban como "falso metal" y los rocanroleros serios los solían considerar subgéneros de nulo valor artístico, sin embargo, esto fue motivo para que algunas gentes los reivindicaran y los consideraran como una parte esencial de la música que los acompañó durante su juventud rechazando el supuesto "prejuicio" del publico rockero y metalero que los desprestigió durante años, no obstante, esta reivindicación es un ejemplo perfecto de sobrevaloración por medio de un discurso muy foucaultiano de "valorar a las marginalidades y a sus formas de resistencia", sin embargo, esto efectivamente creó un prejuicio verdadero, pues a los detractores de dichos subgéneros se les empezó a considerar como gente "cerrada", "retrógrada", "ignorante" y demás, no obstante, los detractores estaban en lo correcto: el nu metal y el metalcore son subgéneros de escaso a nulo valor artístico, el nu metal fue creado por los medios de comunicación (en este caso, MTV) con el fin de llenar el hueco que había dejado el grunge en 1994, cuando Kurt Cobain se suicidó y lo grupos restantes, si no se fueron a hacer otra cosa, de alguna manera se distanciaron del éxito mediático y se mantuvieron con un relativamente bajo perfil, y el metalcore fue el sucesor directo del nu metal, pero esta vez con una estética propia del emo. Otros ejemplos de sobrevaloración se encuentran en el britpop, que no fue más que parte de esa tendencia del revival que lejos de ser genuino, más bien se trataba de versiones descafeinadas de lo viejo, el stoner rock y toda esa corriente de rock/metal experimental de los 80's y 90's que incluye a grupos como los Red Hot Chilli Peppers, Mr. Bungle, Primus, Faith No More, Jane's Addiction, entre otros.

Y bueno, hasta aquí quiero terminar, porque los ejemplos de sobrevaloración no están únicamente en la música popular, sino también en la música "culta" como por ejemplo, en la mayor parte de la música concreta, la música aleatoria y demás, así como en otras artes, como lo son el arte conceptual, el expresionismo abstracto, la performance, la video-instalación y demás, que como diría el youtuber Antonio García Villarán, más bien serían "hamparte", y por supuesto, tampoco podríamos olvidarnos de mucha literatura y los ejemplos seguirían hasta el infinito, pero eso sería un arduo trabajo que preferiría no hacer, además de que este artículo tampoco se trata únicamente de ejemplos, sino de explicar el término "sobrevalorado", los ejemplos son únicamente mi manera de ilustrar este artículo, por lo que espero que este artículo haya sido de gran ayuda.

jueves, 15 de junio de 2023

The Beatles - Revolution (1968)

 
Cuando los Beatles lanzaron "Revolution" en el verano de 1968, los movimientos izquierdistas y contraculturales más radicales esperaban que los Beatles, como las personalidades más conocidas de la contracultura, estuviesen apoyando las causas de corte maoista, incluyendo las del Mayo Francés y las de la primavera de Praga, y en lugar de eso, salió con una canción cuestionando a los radicales y situándose de manera abierta hacia los ideales pacifistas del Verano del Amor, no obstante, después de la controversia que creó entre los radicales, John Lennon terminó abrazando al comunismo en 1970 y durante 2 años seguidos, fue uno de los mayores activistas del comunismo, no obstante, cuando ganó Richard Nixon en 1972, rompió lazos con el radicalismo y siguió sosteniendo los ideales pacifistas de canciones como "All You Need Is Love", "Revolution" o "Give Peace a Chance".

Después de tantos años, "Revolution" parece estar mucho más en lo correcto que los viejos maoistas que la criticaron brutalmente por su cuestionamiento, pues si hay algo que debemos recordar es que la izquierda, o lo que queda de ella, se encuentra en una posición miserable, tanto los que se autodenominan "radicales" como los viejos marxistas y los anarquistas como la versión liberal y "progresista" no tienen ningún plan, no tienen un proyecto real para superar al capitalismo y mientras que los viejos marxistas son más que nada, los bufones del populismo de derecha y del neofeudalismo que encabezan China y Rusia (como son los casos de Santiago Armesilla, Julen Robledo y Diego Ruzzarin), los "progres" simplemente se encuentran metidos en un fundamentalismo moral bastante patético que no es más que síntoma de su propia impotencia, complementándose directamente con la del populismo de derecha y es entonces que "Revolution", ha terminado convirtiéndose en una canción genuinamente radical, que cuestiona a la propia miseria de la izquierda, es decir, a la falta de un proyecto viable, no es de extrañar que la letra de "Revolution" haga un profundo eco con el pensamiento de Slavoj Žižek y el resto de la troika eslovena, que se ha dedicado a criticar este problema que enfrenta la izquierda, por lo que sin más que agregar, hoy más que nunca necesitamos dar un paso atrás en cuanto a los activismos particulares y empezar a pensar en algo nuevo, ya que hoy, más que nunca, la vieja frase de "Comunismo o barbarie" toma mucha más importancia de la que pudo haber tenido en el siglo XX.