domingo, 27 de noviembre de 2022

La miseria política o, el porqué de la incompatibilidad del empirismo con la política

 Muy buenos días, camaradas, ya no había escrito nada por aquí desde que actualicé mi crítica a la izquierda miserable, y este artículo, principalmente será una segunda parte del anterior, sin embargo, este artículo no tendrá un enfoque particular con la izquierda, sino que será una crítica más enfocada hacia la derecha y el panorama político general de la actualidad desde una perspectiva teórica-filosófica, así que sin más, comencemos:

Una de mis críticas a la izquierda miserable es su abrazo del empirismo y su abandono de la dialéctica, sin embargo, algo que hay que aclarar es que la crítica viene porque precisamente es ese empirismo no tematizado es lo que siempre ha caracterizado a la derecha en su miseria, y lo más grotesco de esto es que la derecha funciona precisamente por medio de su propia miseria, es decir, de su fracaso cínico constante, mientras que para la izquierda significa un craso error adoptar estas posturas, y ese es el motivo por el que criticaré a la miseria de la derecha y del panorama político actual, lo cual -por supuesto- es triste, pero no deberíamos abandonarnos a un pesimismo total que siempre nos lleva al escepticismo o al relativismo, sino que precisamente es donde debemos aprovechar es abandonar la pseudo-actividad y agarrar el gesto idealista de regresar a pensar, ya que el acto en la actualidad se encuentra en una ceguera total y por lo tanto, en un callejón sin salida que se repite como un bucle.

Uno de los motivos por los que escribo este artículo es porque mi buen amigo Mauricio Delpir de la cuenta de Instagram pensarconzizek ha estado publicando unas críticas muy sólidas a la filósofa analítica y youtuber Roxana Kreimer, que a pesar de que en algunos puntos puede tener razón -casi siempre por las razones equivocadas, cabe decir-, en general comete el error de abrazar al dato como la única forma existente de condensar a la realidad y como forma de refutar a lo opuesto, cosa que termina siendo engañosa y una demostrada falacia, porque si bien, el dato puede tener una base consistente en la realidad, lo que lo hace un arma de doble filo es la forma en la que se le recopila y se le acomoda, pues para mal, por más que el dato pueda ser verídico y comprobable, el simple hecho de que se le pueda a recopilar o acomodar de una u otra forma es donde pueden surgir las mentiras más eficientes y esto es precisamente lo que hace la derecha más negacionista y pseudocientífica, pues para poner un ejemplo: 

Cuando un escritor toma un dato y lo acomoda de tal manera que concuerde con su ideología política, por más que el dato sea verídico y comprobable, no deja de ser una mentira, esto nos lleva a Lacan cuando habla de los celos como patología, pues cuando un marido o un novio sospecha de que su mujer lo engaña con alguien y lo descubre, lo que debemos tener en cuenta NO es si el tipo estaba en lo correcto o en lo incorrecto cuando confirmó su sospecha, sino el motivo por el que tuvo que recurrir a los celos con el fin de mantener su identidad y esto es lo que pasa con el empirismo: NO importa en lo absoluto si el dato es verídico, sino, el motivo por el que el escritor seleccionó al dato con el fin de mantener su identidad política-ideológica, y es aquí donde nuestra responsabilidad como izquierdistas es demostrar que agarrar al dato como referencia política es jugar con fuego, pues es de esta manera que los nazis en su estúpida paranoia con los judíos que pudieron agarrar datos completamente verídicos y usarlos como motivo de exterminio masivo con fines racistas, lo que nos lleva al siguiente punto, que es de cómo la lógica populista parte del empirismo y de cómo el mismo proceder que hicieron los nazis con el dato, lo sigue repitiendo la derecha de muchas formas.

Cuando hablamos de populismo, lo que más deberíamos evitar a toda costa es la idea de que el populismo es simplemente algún tipo de extremismo o fundamentalismo que nos impide ser "objetivos" y más bien ver que esta "objetividad" es inherentemente populista, pues precisamente la lógica de esta idea es una de corte empirista que parte de una cosmovisión totalitaria/relativista/monista en el que el mundo o la sociedad se ven como una totalidad orgánica, indiferenciada, que funciona bien hasta que irrumpe un intruso corrupto que antagoniza a dicha totalidad, esta es la verdadera lógica populista: la externalización del antagonismo, entonces aquí nuestro proceder es demostrar que el "centro" no es simplemente inexistente, sino que ES en sí mismo, la lógica populista propia de la derecha y este es también el motivo por el que la tecnocracia y sus "administraciones de expertos", el laissez-faire y demás, son en efecto, populistas.

En el artículo anterior afirmé que la tecnocracia era una experiencia solipsista, y es aquí donde quiero explicar eso, pues precisamente la retórica con la que la tecnocracia se legitima parte de la misma lógica que expliqué, es decir, para el tecnócrata, la sociedad es una totalidad orgánica/ya resuelta que se ve perturbada por los "políticos" y su exceso de "subjetivismo", y solo un experto, con su conocimiento objetivo, puede solucionar esos problemas, lo mismo para el repulsivo y miserable defensor del laissez-faire que se autonombra a sí mismo "libertario", "anarcocapitalista", "minarquista", "agorista", "objetivista" y demás payasadas por el estilo, que ve en el estado a un intruso corrupto que no deja desbloquear los potenciales de un mercado completamente "libre", y es aquí donde debemos desenmascarar la lógica relativista propia de este tipo de razonamientos, pues por ejemplo, la tecnocracia fetichiza al conocimiento de una manera solipsista en el que toda diferencia queda anulada por medio de la "objetividad" y el anarcocapitalismo fetichiza al mercado como algo natural o ya resuelto, y aquí, parafraseando al historiador israelí Yuval Noah Harari, precisamente cuando el empirismo se ha combinado con política, es cuando han surgido los peores movimientos o pensamientos políticos de la historia como la eugenesia, el racismo científico, el darwinismo social, el fascismo, el estalinismo y sí, la tecnocracia, y lo que comparten todos estos movimientos es su proceder perverso de cuando un líder se instrumentaliza y se ve a sí mismo como el portavoz del gran Otro, es decir, se encuentran en las antípodas de la Ilustración. Aquí es donde también sigo sosteniendo mi crítica al "lenguaje inclusivo", porque precisamente parte de la misma premisa en la que el lenguaje se ve como algo que está o debería estar "resuelto", y que precisamente el genérico masculino "todos" que incluye a ambos géneros sin totalizar al género femenino, se convierte en más de lo mismo y por lo tanto, en una retórica que externaliza al enemigo en la diferencia genérica gramatical.

Entonces, lo que debemos hacer como izquierdistas es desenmascarar a la lógica empirista como la ideología por excelencia de nuestros días, porque precisamente lo que en verdad se busca por medio de la ideología es algo asquerosamente anti-intelectual y deshonesto: que NO pensemos, que NO cuestionemos, NI critiquemos, que todo funcione de acuerdo a un conformismo vulgar que se asume a sí mismo como "contestatario" o "subversivo", y esta es curiosamente la misma ideología que estuvo presente en los regímenes totalitarios del siglo XX, pues para que funcione el totalitarismo se necesita de un cinismo en el que se sepa perfectamente que lo que se hace está mal pero aún así se sigue haciendo sin más, y ahora que el capitalismo ha tenido un giro totalitario a través de los populismos, las tecnocracias y de la completa sumisión del estado a las dinámicas del mercado, nuestro deber es hacer que esto se haga notar y que la gente regrese a pensar filosóficamente y a politizar sus condiciones materiales.

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