viernes, 15 de julio de 2022

Críticas y opiniones impopulares I: El gusto como vara que lo mide todo y su tiranía

 El post del día de hoy será altamente controvertido e impopular, porque tocaré un tema espinoso que inevitablemente será un "dolor de huevos" para muchos, pues si algo pasa en nuestros tiempos es que el gusto se ha convertido en la vara que lo mide absolutamente todo, desde cosas como el Arte hasta la política misma y si uno se atreve a criticar o a cuestionar a la primacía del gusto, enseguida saldrá la gente idiota totalmente indignada a pedir respeto absoluto por sus gustos y opiniones, a pesar de que las críticas no necesariamente sean un ataque, sino un aviso de que el gusto ni siquiera debería ser tomado en cuenta en una conversación y es por eso que hago esta publicación que estoy seguro de que a muchos no les agradará en lo más mínimo.

Hace algunos meses, tuve el placer de ver una conversación que tuvieron el artista contemporáneo alemán Jonathan Meese y el filósofo esloveno Slavoj Zizek sobre Hegel y el Arte, en la que tocaron el controvertido tema del que trata este post, pues tanto para Meese como para Zizek, vivimos en una época en la que el totalitarismo no se impone con campos de concentración, exterminios masivos o los GULAG, sino por medio del gusto, al punto en el que el gusto se colectiviza y uno pierde su individualidad, y esto se ve reflejado no solo en las Artes (pintura, escultura, teatro, música, literatura, etc.), sino en cómo la política funciona hoy en día y es que vivimos en un mundo huxleyano en el que el estado ha pasado a ser algo terciario y los que administran todo son los tecnócratas, que en su "neutralidad" imponen un totalitarismo asfixiante que se esconde en el gusto. Esto aplica tanto para las formas de corrección política que son encumbradas por los mentados "progres" que van desde el lenguaje inclusivo hasta la censura directa de una obra artística o algo por el estilo por considerarla "machista", "excluyente", "cisgénero" y demás, como para la estúpida y despreciable conspiranoia de la derecha populista que ante su imposibilidad de poder dar en el clavo en sus diagnósticos, prefieren crearse enemigos imaginarios (Soros, Rockefeller, Rotschild, los inmigrantes, los aliens, los judíos y demás) y esto los lleva a sus estallidos irracionales de violencia subjetiva ante su impotencia, sin embargo, esta bola de cretinos creen que tienen la cara para decirle al resto de la gente "haz tu propia investigación", esto por supuesto, por medio de youtube o de algún medio por el estilo que albergue videos sobre teorías de conspiración que por más que pequen de irracionales, absurdas, infantiles o bobaliconas, sus partidarios en verdad creen en ellas, como cuando estaba de moda el infame negacionismo del COVID-19.

Por ahí existe una frase atribuida al enorme Carlos Marx que dice así: "el denominador común de las opiniones colectivas es la mediocridad" y definitivamente aplica para esta tiranía del gusto, que curiosamente también se manifiesta en la falaz y falsa postura del centrista y su proposición falaz del punto medio, así como de la primacía del "sentido común" como la vara que lo mide todo, la cosa es que el mentado "sentido común" no tiene la capacidad de filosofar, es arbitrario y mediocre a la hora de ir más allá de lo que se tiene en el momento y esta arbitrariedad también es una forma de inhibición del pensamiento crítico y la filosofía, por eso es que la receta perfecta en nuestro capitalismo tardío es una suerte de mezcla de sabidurías y prácticas orientales con supersticiones modernas que se presentan en la forma de mindfulness, los pinchemil tipos de yoga, el nuevo pensamiento y el coaching, pues ante la imposibilidad de que la gente pueda adaptarse a los cambios bruscos que nos ha traído el capitalismo tardío tanto sociales como tecnológicos, todo eso es también una forma de tiranía del gusto empacada en un placebo para escapar de nuestra miseria.

 Otro ejemplo de la tiranía del gusto es como funcionan las redes sociales y como las críticas u opiniones de algún desconocido que tal vez está habitando en la antártida pueden afectar horriblemente a los usuarios al ser percibidas como signo de un intruso corrupto que viene a acabar con nuestra "tranquilidad", es por eso que los debates en el Facebook o en el Twitter, aunque sean adictivos, en última instancia terminan siendo una pérdida de tiempo porque la gente defenderá su mediocridad a más no poder, y curiosamente, algo que NO es coincidencia en lo más mínimo es que esta misma lógica es la que dirige a la biopolítica pospolítica, pues en su libro Violencia: Seis reflexiones marginales, Slavoj Zizek apunta a que al haber abrazado a las tecnocracias, se ha eliminado todo contenido político real de las luchas en un intento de ocultar los antagonismos sociales, por lo que lo único que queda es una administración eficiente y en orden de que ya no haya un contenido político sustancial por el cual pelear, ya que todo lo que huela a pasión, compromiso o involucramiento es visto como algo que inevitablemente nos conducirá ya sea al nazismo o al estalinismo, entonces son introducidas las políticas del miedo, en las que la proximidad del prójimo es vista como algo sumamente peligroso, como un intruso corrupto que me acosará y acabará con "mi felicidad", estas políticas del miedo se dividen en la estúpida fijación del feminismo posmo en el acoso y otras estupideces por el estilo y por supuesto, en el fetichismo por crear enemigos imaginarios como los inmigrantes y es así como el gusto se convierte en el perfecto totalitarismo de la tecnocracia, no por nada, en la serie de Matt Groening Futurama se satiriza perfectamente a la ingenuidad gringa de seguir creyendo en que en verdad existe una democracia donde su voz cuenta y de cómo los candidatos, del lado que sea, al final son idénticos, pero eso no es todo, sino que los candidatos proponen eliminar "todo lo que a odian los demás".

Ya que tocamos los aspectos más políticos de la tiranía del gusto, ahora hablemos de esto en la música, que es a lo que me dedico y es que aquí es donde he podido notar que está muy arraigado el gusto como vara que lo mide todo como una forma de ocultar el analfabetismo de la opinología musical presente especialmente en el internet, por lo que mis críticas y opiniones son cada vez más impopulares, cosa que me da un buen parámetro para saber si estoy diciendo la verdad, por lo que mis críticas juntan a más chillones que se quejan amargamente de mi forma áspera de decir las cosas, ya que perciben a mis críticas musicales como un ataque directo a su estúpido subjetivismo, por lo que no faltará la gente que me saque falacias del tipo "te crees el dueño de la verdad absoluta" y otros argumentos ridículos por el estilo, sin embargo, lo que critico no llama a "yo soy su líder y tienen que seguirme al pie de la letra" como muchos de estos idiotas lo perciben, sino que lo que critico es este totalitarismo del gusto en el que no existe forma de salirse de este, pues precisamente lo que no debería entrar por ningún motivo en las conversaciones sobre música o cualquier otro Arte son nuestros gustos, por ser arbitrarios, manipulables y relativos, por lo que no tienen ningún valor a la hora de hacer un esfuerzo crítico, en cambio hay valores reales a tener en cuenta a la hora de criticar, reseñar o discutir sobre música como la composición, la melodía y la técnica, de ahí es donde uno debe partir para decir que algo es bueno o malo, no de nuestros gustos, esto me ha llevado a tener controversias con un montón de gente en las redes sociales, ya que al estar durante muchos años escuchando música para esforzarme por entenderla, he podido notar que la sobrevaloración no existe únicamente en el ámbito de la música "comercial" o "de consumo", sino que existe también en el ámbito del underground, en su estúpido fervor religioso y elitista al que llaman "culto", pues aunque existan o hayan existido grupos "de culto" que en verdad hicieron cosas muy meritorias, también existen grupos que se han dedicado únicamente a hacer cosas que van desde lo mediocre hasta lo involuntariamente cómico, sin embargo, siempre existirán sus respectivas fanaticadas que en su mediocridad intentarán justificar cualquier estupidez que hagan sus grupos favoritos y los pondrán como la cúspide de la música de la manera más arbitraria posible, sin embargo, cuando existen criterios, juicios y valores que en verdad funcionan para calificar a un grupo, una obra o incluso un género o subgénero musical en su totalidad como "bueno" o "malo", sin que nuestro subjetivismo se asome en ello y no porque exista objetividad alguna, sino porque hay una diferencia abismal entre lo subjetivo y la subjetividad (que es lo relacionado al sujeto y lo que este produce o hace) y el subjetivismo (poner a lo interno como la vara que lo mide todo), y las críticas aunque sean subjetivas, claramente tienen valor, ya que no son una cuestión internalista, sino por las bases que esta debe tener para hacerse valer y conforme he podido entender la música que escucho e incluso aclarar conceptos al respecto, puedo decir que poner la primacía en las texturas, la técnica, el ritmo y demás sobre la melodía y la composición es un craso error, tanto para el músico/compositor como para el crítico, precisamente porque la melodía es la parte de le da coherencia a la música y cuando uno escucha un mal manejo de la melodía, eso se debe criticar, es por eso que por más que existan hipsters, metaleros y otra gentuza por el estilo que tiene una clara tendencia negacionista con la música y la historia, todos sus argumentos que usan como intentos de desprestigiar a un grupo como los Beatles, terminan siendo ridículos al carecer de una comprensión genuina tanto de la música del grupo como de la importancia que siguen teniendo hasta nuestros días, ahora del lado contrario, el underground prácticamente está plagado de esnobismo, pseudo-historia, negacionismo y pseudo-arqueología, además del fervor religioso que mencioné, por lo que es muy común encontrar a gente fanática del rock underground, que no solo alabe a grupos de mierda frente a los buenos, sino que se encargarán de crear toda una mezcla de todos los elementos que mencioné anteriormente para justificar la importancia histórica de unos grupos que probablemente no los conocieron ni en su casa o que a lo mucho llegaron a ser grupos menores que no fueron tomados muy enserio en su momento.



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